Pirro. Guerras Pìrricas y Victorias Pirricas
Nacionalidad: Epiro
318 a.C. - 272 a.C.
Rey 295 a.C. - 272 a.C.
Entre los militares más conocidos del siglo III a.C. destaca la figura de Pirro, hijo de Eácidas. Su aprendizaje lo llevó a cabo con el rey macedonio Demetrio I Poliorcetes, participando en la batalla de Ipsos. Cuando inició su reinado en el año 295 a.C. se marcó el objetivo de extender los límites de su reino, dirigiéndose hacia Macedonia. Pero en su expansión chocó con el monarca macedónico Lisímaco, saliendo derrotado el epirota en el año 284, siendo obligado a devolver los territorios conquistados. Desde ese momento se fijó en la península Itálica, tejiendo un elaborado plan para hacerse con ese rico territorio. En el año 281 desembarca en la península para derrotar a los romanos en la batalla de Heraclea, al año siguiente. El conflicto que surgió en Sicilia le permitió intervenir, avisado por los griegos y los siracusanos. Su llegada permitió la expulsión de los cartagineses de la isla pero no pudo obtener igual resultado con los romanos, quienes le derrotaron en Benevento (275 a.C.). Regresó al Épiro para fallecer en la lucha contra macedonios y espartanos que amenazaban su reino.
Victoria Pirrica
Filológicamente, se denomina victoria pírrica a aquella que se logra a un costo tan grande que no alcanza a ser compensado por la ventaja adquirida en la batalla.
El nombre proviene de Pirro, rey de Epiro, quien logró una victoria sobre los romanos con el costo de miles de sus hombres.
Guerras Pírricas
Las llamadas Guerras Pírricas (280-275 a. C.) fueron una serie de batallas y alianzas políticas cambiantes que enfrentaron a los griegos (específicamente Epiro, Macedonia, y las ciudades- estado de la Magna Grecia) los romanos, los pueblos itálicos (primordialmente los samnitas y los etruscos), y los cartagineses
Las Guerras Pírricas comenzaron inicialmente como un conflicto de poca importancia entre Roma y la ciudad de Tarento por la violación de un tratado marítimo cometida por los romanos. Tarento, sin embargo, había prestado ayuda al gobernante griego Pirro, rey de Epiro, en su conflicto con la isla de Corfú, y había solicitado ayuda militar de Epiro. Pirro hizo honor a su obligación con Tarento, por lo que se unió a la serie de conflictos que envolvían a esta ciudad, Turios (así como otras ciudades de la Magna Grecia), los romanos, los samnitas y los etruscos. Para complicar el análisis histórico del conflicto, Pirro también se involucró en los conflictos políticos internos de Sicilia, así como en la lucha que mantenía esta isla contra el dominio cartaginés.
La batalla de Heraclea ocurrió en el 280 a. C., en la ciudad de Heraclea, la actual Polícoro, dando inicio a las Guerras Pírricas.Estas guerras fueron el último intento de las poleis de la Magna Grecia de impedir la expansión por la península itálica de la joven República romana. Para conseguir frenar a los romanos llamaron en su ayuda al rey Pirro de Epiro, de ahí el nombre del conflicto.
Esta contienda enfrentó, por una parte, a las legiones de la República Romana; unos 30.000 soldados, comandados por el cónsul Publio Valerio Levino, y por el otro lado a las fuerzas griegas combinadas del Reino de Epiro, Tarento, Turios, Metaponto y Heraclea; en total unos 25.000 hombres y 20 elefantes de guerra, comandados por Pirro de Epiro, uno de los mejores generales helenos de su época.
Los griegos se alzaron con la victoria debido a que los elefantes traídos eran animales desconocidos para los romanos, y el pavor que producían llevó a la desbandada del ejército romano.
Desde el punto de vista político, la victoria greco-epirota fue muy rentable, porque significó la incorporación a la coalición griega de una gran cantidad de ciudades de la Magna Grecia indecisas, que en ese momento buscaban la protección del rey epirota. Además esta victoria desde el punto militar fue decisiva para Pirro, pero también sirvió a una gran cantidad de ciudades de Campania y del Lacio para reafirmar su fidelidad a la República.
Se ha inscrito dentro de las luchas entre las polis de la Magna Grecia y la joven República Romana por la hegemonía del sur de la península itálica, siendo el primer enfrentamiento entre el mundo romano y el mundo helénico.
Batalla de Asculum (279 a. C.)
La batalla transcurrió durante dos días.
En el primer día, la caballería y los elefantes de Pirro fueron bloqueados por los árboles y colinas donde se desarrollaba la batalla. Sin embargo, las falanges no tuvieron inconvenientes en su enfrentamiento con la infantería itálica. Los macedonios derrotaron a la primera legión romana y sus aliados itálicos del ala izquierda, pero la tercera y cuarta legiones derrotaron a los tarentinos, oscos y epirotas en el centro, mientras que los daunios atacaban el campamento griego.Pirro envió aparte de su caballería de reserva a tapar el hueco en el centro de su formación y a otro grupo de caballería, más algunos elefantes, para ahuyentar a los daunios. Cuando estos se retiraron hacia una colina escarpada e inaccesible para los animales, decidió desplegar sus elefantes contra la tercera y cuarta legiones. Estas también se refugiaron en las colinas arboladas, pero se vieron imposibilitadas de aprovechar la ventaja, ya que los arqueros y honderos que escoltaban a los elefantes dispararon proyectiles con fuego, incendiando los árboles. Pirro decidió enviar a los atamanios, acarnanios (ambos pueblos griegos aliados de los epirotas) y samnitas para forzar a sus adversarios a salir de la arboleda, pero fueron dispersados por la caballería romana. Ambos bandos se retiraron de la batalla al anochecer sin que ninguno hubiera conseguido una clara ventaja.
Al amanecer, Pirro ubicó a su infantería ligera en el duro terreno que había resultado ser un punto débil el anterior día, lo que forzó a los romanos a entablar batalla en campo abierto. Al igual que en Heraclea las legiones romanas y falanges macedonias trabaron combate hasta que una carga de elefantes apoyados por infantería ligera rompió la línea romana. En ese momento, los romanos enviaron a sus «carros antielefantes», pero estos solo resultaron efectivos durante unos breves instantes ya que los psiloi, tras rechazar a la caballería romana, arrollaron a los soldados que conducían los carros. Los elefantes cargaron de inmediato contra la infantería, que comenzó a retroceder. Simultáneamente, Pirro cargó con su guardia personal para completar su victoria. Los romanos se retiraron desordenadamente a su campamento.
Nayla Yasmin Donato
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