Aníbal Barca -Enemigo de Roma-
Protagonista de una de las hazañas más increíbles de la Antigüedad, Aníbal fue el general del ejército cartaginés que más veces derrotó a Roma durante la guerra que mantuvieron a lo largo de todo un siglo romanos y cartagineses. Aníbal hizo tambalearse al Imperio Romano y estuvo a punto de cambiar el rumbo de la historia de Occidente. Pero su decisión de no atacar la ciudad de Roma convirtió a los romanos en amos y señores de todo el Mediterráneo. De una forma o de otra, Aníbal marcó nuestra historia.
Hijo del militar Amílcar Barca, él fue llamado Aníbal, que en púnico significa, gracia de baal,« hombre generoso». Tenía sólo nueve años cuando abandonó Cartago, su ciudad natal, para acompañar a su padre, jefe de las tropas cartaginesas y protagonista de la Primera Guerra Púnica, durante la conquista de la Península Ibérica. Cuenta la leyenda que Amílcar, hizo prometer a su hijo, delante del altar del dios cartaginés Baal odio eterno a los romanos.
Años más tarde y tras la muerte de su padre quedó bajo la tutela de su cuñado, y al morir éste, Aníbal ya con 25 años fue nombrado general del ejército cartaginés en la península.
Tras ser derrotada Cartago en la Primera Guerra Púnica, el principal objetivo de Aníbal fue preparar la guerra contra Roma. La Segunda Guerra Púnica se inició en el 219 a.C. con la conquista de Sagunto, ciudad aliada de Roma.
En la primavera del 218 a.C., Aníbal dejó el mando de las fuerzas cartagineses en Hispania a su hermano Asdrúbal, y se dirigió a Italia con un ejército completo, 8.000 soldados de infantería, 10.000 jinetes y unos 30 elefantes de guerra. Atravesó los Pirineos y evitó la costa donde se encontraban las ciudades griegas aliadas a Roma. Después de atravesar los Alpes, llegó a la llanura del Po, donde derrotó a los romanos sucesivamente en Tesino y en Trebia, a pesar de las numerosas bajas que había sufrido en el curso de la marcha. Más tarde se dirigió al sur, y en las marismas del Arno su ejército sufrió nuevas bajas, esta vez por enfermedades. El mismo Aníbal perdió un ojo.
Al año siguiente la victoria junto al lago Trasimeno le dió el control de Italia central. Aplastó el ejército romano de Flaminio y llegó cerca de los muros de Roma. Sin embargo, no asaltó la ciudad y prefirió dirigirse al sur y conquistar la Italia meridional. En agosto del 216 a.C. venció en Cannas a las tropas de Luicio Emilio Paulo y Marco Terencio Varrón, a pesar de que les superaban en número.
Durante catorce años Aníbal realizó varios movimientos para fortalecer su posición en el sur de Italia sin atacar nunca Roma, pues esperaba refuerzos de su hermano. Sin embargo Asdrúbal fue derrotado y muerto en el año 207 a.C. cuando se dirigía en su ayuda
Tras expulsar a los cartagineses de la península Ibérica, el general romano Publio Cornelio Escipión, llamado el Africano, desembarcó cerca de Cartago (203 a.C.), hecho que obligó a Aníbal a regresar a África, donde fue vencido en la batalla de Zama, en el 202 a.C. A consecuencia de esta derrota, Cartago se vio obligada a firmar la paz.
Con todo, Aníbal fue elegido sufeta o jefe del consejo cartaginés en el año 197 a.C., e intentó organizar las finanzas, de forma que pudieran pagar el tributo impuesto por los romanos sin dañar la economía del país y reconstruir el poderío militar cartaginés, pero, perseguido por los romanos, tuvo que huir y refugiarse en la corte de Antíoco III de Siria, a quien indujo a enfrentarse con Roma, mientras él negociaba una alianza con Filipo V de Macedonia. Sin embargo, los sirios fueron vencidos por los romanos en las Termópilas en el año 191 a. de C. y en Magnesia en el 189 a. de C. Aníbal huyó entonces a Bitinia, donde decidió quitarse la vida el año 183 a.C., para evitar que el rey Prusias lo entregase a Roma y ante la imposibilidad de encontrar un refugio en que pudiera sentirse seguro.
Laura González González
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